RODELONA: ESCULTURA Y PINTURA
Muestra de la obra de Rodelona, escultor y pintor leonés.Noticias y eventos en relación al artista.
martes, 20 de junio de 2017
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CALEIDOSCOPIO, EL VÉRTIGO DE LOS CONFINES
«Los recuerdos no existen: es otra vida revivida con otra personalidad, y que en parte es consecuencia de esos mismos recuerdos. No se puede invertir el sentido del tiempo, a no ser que se viva con los ojos cerrados y los oídos sordos». Boris Vian, La hierba roja.
He aquí un artista, Rodelona, a veces inquietante,perturbador, a veces cáustico,
irónico, en todo caso polifacético, con una trayectoria muy personal. De él
podría decirse lo mismo que Marcel Duchamp dijo de Francis Picabia, que su
carrera artística “es una serie caleidoscópica de experiencias”. En escultura o
en pintura, del surrealismo a la abstracción, de la figuración a la composición,
Rodelona recorre territorios múltiples llevado por su carácter impulsivo e
inconformista. Tener no una voz, sino muchas voces, no una estética, sino
diversas estéticas. Al igual que Picabia es un artista versátil, siempre
dispuesto al cambio, a no renunciar a todos los estímulos y a los diferentes
medios de expresión a su alcance y cuya trayectoria artística tiene una
característica de renovación incesante que resulta esencial para comprenderlo.
En el momento epigonal del presente, cuando las vanguardias se han transformado
en inesperado paradigma, las creaciones de Rodelona constituyen una renovación
sorprendente de un lenguaje ya clásico.
La obra de Rodelona es material (“Yo no trabajo con símbolos, sino con
materiales”, decía Joseph Beuys contra cualquier forma de mistificación de su
obra). Si la escultura, como medio de expresión artística. se sostiene sobre la
relación espacial y pone en juego la extensión tridimensional, Rodelona la
construye a través de contrastes, ángulos, texturas que se establecen en el
interior de la obra. En cada escultura el bloque de materia (madera, piedra
caliza, etc.) será el que fije el desarrollo del proceso creador. Del juego
entre el bloque y la herramienta van surgiendo formas, recodos, tramas,
tersuras... Esa relación es palpable en muchas de sus esculturas. Así puede
verse en el delicadísimo y enérgico Ídolo, lleno de contrastes entre planos y
ángulos, cuyo conjunto consigue atraer y distanciar a un tiempo, por la tersura
y el hieratismo de la figura. Así sucede también en las piezas de madera, como
Figura o Volumen, donde el juego formal de las curvas de la madera genera
planos ondulantes que insinúan figuras. Hay efigies como evocaciones de un
tiempo sagrado, personajes descoyuntados y surrealistas como salidos de la
Polonia de Ubú Rey hechos bronce (como el insólito de Esperando el maná),
plantas de opio con imágenes de sueño de adormidera...
En pintura, la imagen es como una mancha de aceite que va tomando cuerpo en el
blanco del lienzo, hasta ocuparlo por completo e incluso, en ocasiones, elevando
en bajorrelieve los planos volumétricos. El uso de materiales sólidos que
generan texturas permite estos efectos, como técnica que posibilita modelar al
modo de la escultura. Hay colores vivos, serenos, oscuridades y ecos de
tenebrismos. Los colores toman los planos y se esparcen en un juego equívoco
entre figuración y abstracción, entre realidad e irrealidad, entre sueño y
alucinación, un juego que recorre muchos de los lienzos. Hay hipotéticos
“paisajes”, como espacios de la desolación, como vestigios de una desaparecida presencia humana, evocadoras imágenes que recuerdan a Max Ernst (las series de Paisajes interpretados, el hermosísimo número “1”, y de Paisajes imaginados), hay figuras sorpresivas e inquietantes que parecen pasmadas ante su propia existencia (el caso de Figuras sobre el muro, el de un Cristo suspendido en el aire dando la espalda al mundo, de Cristo 1) o el de la casi cibernética estampa de Antroido).
Toda la energía está preservada allí, en sus piezas y sus lienzos, como en un CALEIDOSCOPIO, todos los sueños y las decepciones de un tiempo descoyuntado que prometió el universo rompiendo la última barrera y hoy exhibe en la singular
obra de Rodelona, con una estética plural, precisa y experimentada, el vértigo de los confines.Román Atienza.